“Si a la generación de ahora no le interesa la política en el futuro no va a saber cómo gobernar y no va a tener armas para hacerlo”.
Jóvenes del Sur de mi Ecuador, la política solo podrá ser lo que debería ser en pensamientos y sentimientos de la nueva generación. La política seguirá siendo politiquería en manos de aquellos que llegaron al poder no por convicción sino por ambición.
Me alegra muchísimo saber que en Huaquillas son los jóvenes los que quieren y los que van a poner las próximas autoridades del cantón. Gracias jóvenes por comprender que la política no tiene la culpa, por eso no hay razón para huirle, más bien hay que protegerla de los que pretenden servirse de ella, no obstante jóvenes quiero compartirles estas opiniones y vivencias que como joven que incursionó en la política para una concejalía alterna y que sigue haciendo política ciudadana le tocó vivir. Les comparto esto para cuidarles de los “falsos líderes” que solo quieren utilizar rostros frescos para asegurar sus victorias.
Jóvenes:
-Ustedes son los protagonistas de la política, ustedes no merecen ni un puesto ni un trato secundario, ustedes merecen ser los principales candidatos/as de las próximas elecciones.
-No se dejen convencer por aquellos que dicen tener experiencia, la experiencia de ellos solo es viveza para mover las circunstancias a su conveniencia. Los de la “experiencia” quizás nunca se prepararon, lo hicieron en el camino a su manera y se grabaron en la memoria que a la política siempre hay que sacarle provecho. Los jóvenes no necesitan de estos “políticos de experiencia”, sus ideas solo contaminan las mentes nuevas. Los jóvenes solo necesitan prepararse constantemente en lo científico, pero sobre todo en lo humano y aprovechar la tecnología para lograr grandes experiencias positivas para la comunidad.
-No se presten para empujar la candidatura de alguien que ya es “cuco viejo” no por los años sino porque ya es conocido por sus malas acciones en la política. No alaben en sus discursos a esos candidatos, no los hagan ver ante el pueblo lo que no son en realidad ellos. No se desgasten la garganta ni hagan tarima para defenderlos, porque después de que esos politiqueros cumplan su cometido les dejarán de lado y se olvidarán de que ustedes les realzaron la imagen que tenía por los suelos.
-No permitan que les quiten tiempo a sus discursos, digan lo que piensan y sienten en un tiempo apropiado, ni poco que no les deje desarrollar sus ideas, ni mucho que haga cansar a la audiencia. En elecciones los “cucos viejos” hablan hasta una hora de lo mismo y lo mismo y hasta se enredan, y a los jóvenes solo les dan cinco minutos e inclusive se los quitan para que hable el “Bolívar de El Oro”, que en vez de sorprender, decepciona con su falta de sentido para llevar un mensaje al pueblo.
-No acomoden sus discursos con la jerga populista, renuncien a esa idea de que es la única forma de llegar al pueblo. Deben estar convencidos de que el cambio positivo empieza desde la transformación de los pensamientos. Mahatma Ghandi manifestó algo muy sabio: “Uno tiene que ser el cambio que quiere ver en el mundo”, es decir, nosotros tenemos que ser ese cambio que queremos impulsar en la sociedad, solo así será posible, pues no podemos cambiar lo que ni siquiera nosotros cambiamos. Dejemos entonces a un lado expresiones como: “dinosaurios políticos”, “el concejal vago, prematuro”, “chiquitito-chiquitita”, etc., o lanzar acusaciones sin pruebas, eso después será cargar con un gran peso y restar la credibilidad del pueblo.
-No sean parte del show ni crean que la política cambia a las personas, las personas pueden cambiar a la política cuando se siembra en ella excelentes principios, valores que vienen desde casa, inculcados desde nuestras familias. Si te enseñaron a ser ordenado y honrado desde casa, no podrás ser deshonrado con la economía de tú pueblo.
Los jóvenes tienen el poder para hacer una política madura que por mucho tiempo ha permanecido verde en manos de los “políticos con experiencia”, que solo nos han heredado malicia.
Por un futuro sano hay que sanar las heridas del presente. Esos son mis consejos jóvenes.
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