Acostumbrados a creer que nuestra gente es inculta
porque ellos la hicieron inculta, convencidos de que nuestra sociedad no
tiene intenciones de prepararse, que es aficionada eterna del vulgo, de
los contenidos amarillistas, que sus oídos solo prestan atención a los
términos soeces con los que hacen show los politiqueros y las
autoridades que vociferan ser líderes del pueblo y que luego el pueblo
es el que tiene que lidiarlos todos los días con tantos disparates que
dicen por los medios, este grupo de incomunicadores y de politiqueros
tienen en común que han confundido de forma terrible la ‘cultura
popular’ con la vulgaridad, así ofrecen al público cualquier cosa que se
dice por ahí, que arme el gran escándalo que les sube el rating como
espuma y que les garantiza ganar las elecciones.
La típica respuesta de los dueños de los medios es: ‘si no le gusta,
no compre el periódico’ (saben que a la gente le gusta y que por ese
motivo compran todos los días el periódico en contraportada); la otra
respuesta es: ‘si no le gusta cambie de canal o de emisora’ (saben que
acostumbraron a la gente a malos hábitos y por eso le ofrecen lo mismo
de siempre). “Nosotros hacemos lo que a la gente le gusta”, esa es la
“verdad” que manifiestan algunos medios que se creen omnipotentes, lo
mismo creen los politiqueros: “decimos lo que la gente quiere escuchar,
no lo que debería”.
Los medios y los politiqueros siguen pensando que a la gente no le
gusta informarse porque detesta leer y por eso hacen de todo para que le
gente ignore sus derechos y disfrute solo del show. Si la gente conoce,
despierta y si despierta se levanta y si se levanta se toma el poder,
por tanto se le bajan los zumos a los “ilustres gobernantes”.
Hay que aceptar la verdad, así dicen muchos y es que a la gente le
gusta todo eso que consideran los politiqueros y los medios de opresión.
Lo que pasa es que nunca le han ofrecido algo diferente, que en esta
democracia que tanto se pelean por defenderla no le dan alternativas,
han obligado a la ciudadanía a pensar y actuar como ellos. Si no hay
contenidos productivos que generen cambios de comportamiento positivos
en la sociedad, seguiremos viviendo en medio de la violencia, donde la
agresividad es la respuesta entre unos y otros.
Si no hay información adecuada y oportuna de las autoridades sobre el
uso de los fondos públicos, los ciudadanos seguirán siendo solo objeto
de atención en época de elecciones. Esta democracia nos recuerda que el
voto es obligatorio y que nadie está obligado a fiscalizar a las
autoridades, así es como los gobernantes nos ruegan para que vote toda
la familia y nos incapacitan para controlar su administración.
En definitiva no es que a la gente le agrade la forma de hacer
política y comunicación en el país si no que a los que están en los
medios no les interesa informar para educar sino para vender su
programación y a los politiqueros no les interesa la política pública si
no politizar al estado para satisfacer intereses propios y cumplir con
los compromisos de campaña, pero no los que ofrecieron al pueblo si no
los que prometieron a quienes apostaron por sus candidaturas.
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