En el país de mis sueños su territorio sigue siendo el más pequeño, en él habita mucha paz, sus ciudadanos se arman de soluciones y los problemas los unen más. Las familias siembran justicia e igualdad, las madres y los padres enseñan a sus hijos e hijas a bañar los campos de honestidad, por eso la maleza de la corrupción ya no afecta los sembríos, todos se alimentan de forma saludable y la vida es la esperanza de seguir viviendo en mejores condiciones con los consejos de los abuelitos y el ejemplo de las personas con discapacidad.
En el país de mis sueños la educación ya no es un peligro para que los niños y niñas sufran acoso de sus maestros o compañeros, las drogas los merodeen en las puertas de las instituciones o el embarazo adolescente siga incrementando en forma desproporcionada la población.
En el país de mis sueños nadie conoce de clases sociales, todos saben lo que significa integrarse, no hay desaparecidos porque desapareció la impunidad y se desempolvaron los archivos.
En el país de mis sueños todos trabajan y ocupan distintos puestos por méritos. Los ciudadanos se respetan los unos a los otros, ya no existen las leyes para violarlas, solo existe la responsabilidad individual y social.
En el país de mis sueños la vecindad olvidó el chisme, solo habla de dignidad. Todos hacen lo que dicen, creen en lo que dicen y son conscientes de lo que hacen.
En el país de mis sueños todos participan porque conocen sus deberes y derechos. La comunidad no va a elecciones, solo vive en democracia interviniendo con proyectos y buenas acciones.
En el país de mis sueños la libertad no se humilla ni humilla la libertad de los demás, la independencia no es estar pendiente de lo que hagan u ordenen los demás sino de lo que la cociencia colectiva oriente.
En el país de mis sueños la realidad es un hermoso sueño y ese sueño es real porque todos se dieron la oportunidad de vivir valorando su identidad e idenficando los problemas que más incomodaban para corregirlos y superarlos en unidad.
En el país de mis sueños la política ya no es un negocio y el pueblo dejó de ser el negocio de los politiqueros. Los medios de comunicación dejaron de hacer el medio a su visión y las personas empezaron a comunicarse desde su medio, desde que lo que son y hacia dónde quieren llevar al país con sus sueños.
En el país de mis sueños la gente ya no bebe para sentirse feliz, solo es feliz porque así se siente. En el país de mis sueños ya nadie corre para que la delincuencia no le alcance, corre porque aprendió a dejar los vicios por amor al deporte.
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